sábado, 9 de junio de 2018

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Proyecto Final De Filosofía

Juan José Gil
8-B

ESCUELAS HELENISTICAS:
El periodo helenístico empieza con la muerte de Alejandro Magno y finaliza con la conquista de Egipto por el Imperio Romano. Este periodo se caracteriza por la extensión del mundo y la cultura griega debido a las conquistas de Alejandro Magno.
Después de la muerte de Alejandro Magno, la filosofía se centra en el qué debo hacer para ser feliz. La gente busca la felicidad más allá de la política y los deberes ciudadanos de la polis. Pasa por encima la individualidad que la colectividad. Por eso las escuelas helenísticas también son conocidas como escuelas de la felicidad.
Las principales escuelas helenísticas fueron el epicureísmo, el escepticismo y los cínicos.
Para la filosofía de ese período:
Cambia el concepto de «hombre»: Aristóteles hablaba de un «animal cívico», porque sólo la pólis era autosuficiente y sólo en ella podía realizarse plenamente. Hundida la pólis, el ser humano es entendido más bien como «animal social», cuyo marco de referencia es la naturaleza y la humanidad, reclamando para sí la autosuficiencia y autonomía que antes se reconocía a la ciudad.
Por la inestabilidad de la época, la seguridad personal y la felicidad individual se convierten en las grandes aspiraciones del momento.
Se busca la seguridad tomando como referencia las leyes inalterables de la Naturaleza, del Cosmos. Se elabora una nueva Física y una nueva Ética de carácter naturalista y cosmopolita.
Las filosofías estoica y epicúrea de la época sistematizan buena parte de sus doctrinas, pero quedan subordinadas a los fines prácticos de la existencia: «sabio» no es sólo el que sabe sino «el que sabe vivir».
La filosofía ahora se concibe como un saber unitario, dividido en lógica, física y ética, pero con una finalidad fundamentalmente moral. La especulación abstracta carece de valor.

Los filósofos de esta época se desentienden de la política y de sus deberes ciudadanos y empiezan a buscar soluciones individuales para conseguir la felicidad al margen de la colectividad. Por esto, a las escuelas helenísticas se les llama también escuelas de felicidad, porque buscan conseguir la felicidad y compartirla con todos los que se acerquen a sus escuelas.



Cinismo


CINISMO: 

La escuela cínica fue fundada en Atenas por Antístenes (aproximadamente 445-365 antes de Cristo.) A lo largo del tiempo se iría diferenciando entre quienes escribían de acuerdo con pautas cínicas y tomaban motivos literarios inspirados por el cinismo (Onesícrito) y quienes llevaban una vida acorde con los preceptos de estos "perros", acogiéndose a los hábitos de mendigos y vagabundos (Diógenes vivía en una tinaja), con el tribón (manto), el bastón y la alforja.

Los cínicos tenían como costumbre el llevar una vida de perros tumbados al sol del ágora ateniense. Estaban en constante oposición y burla con las escuelas tradicionales griegas, y se les consideraba un pensamiento crítico, subversivo y revulsivo contra el idealismo platónico y la retórica convencional.
Rechazaban la teoría platónica de las ideas, es decir, para los cínicos sólo existe lo que puede ser percibido por los sentidos, y defendieron una ética de la autosuficiencia y la independencia. Propagaron el ideal de la vida natural y el cosmopolitismo (el cínico Diógenes, desterrado de Sinope, fue el primero en afirmar que era ciudadano del mundo) rechazando la existencia del Estado, y afirmando que para el sabio no hay patria, ni leyes, ni familia, ni diferencias de clase.
La teoría política de los cínicos resultó utópica. Tanto Antístenes como Diógenes escribieron libros políticos y ambos bosquejaron una especie de comunismo idealizado, tal vez de anarquía, en la cual la propiedad, el matrimonio y el gobierno desaparecían.

FORMA DE VIDA:

Los cínicos formaban un grupo un tanto vago y enteramente desorganizado de maestros errabundos y filósofos populares. Su doctrina se dirigía de modo principal hacia los pobres; enseñaban el desprecio de todos los convencionalismos, y en su conducta adoptaban con frecuencia una rudeza desagradable (en una banquete comenzaron a tirarle huesecillos {a Diógenes} como a un perro. Y él se fue hacia ellos y les meó encima. Como un perro) y una absoluta falta de consideración por las formas decorosas (Diógenes realizaba en público tanto las necesidades corpóreas como actos sexuales varios).
El cínico denuncia no con hermosos discursos, sino con zafios y agresivos ademanes, el pacto cívico con una comunidad que le parece inauténtica y perturbada. Actúa con una audacia personal que a los demás les parece desvarío y locura (Platón definió a Diógenes como un Sócrates enloquecido).

Cuando el cínico se niega a rendir homenaje a "lo respetable", lo que pretende es denunciar la inautenticidad de esa respetabilidad y sus supuestos, que los demás aceptan por costumbre y comodidad más que por razonamiento. Con sus gestos soeces y subversivos está contestando los valores admitidos en el intercambio social.








Epicureismo





EPICUREISMO: 

Epicuro fue uno de los grandes filósofos de la antigüedad, aunque sus ideas fueron poco o mal comprendidas fuera de su círculo de discípulos. El epicureísmo tuvo uno de sus más ilustres representantes en Lucrecio, autor del poema filosófico De rerum natura. El epicureísmo alcanzó su máxima difusión durante los primeros siglos del cristianismo, atrayendo enormemente a pensadores como San Agustín. Después fue cayendo paulatinamente en el olvido, rodeado de malentendidos. Sólo en el s. XVII se volverían a poner de moda algunas de sus ideas, a través de Pedro Gassendi (1592-1655).

El epicureísmo tenía una finalidad claramente práctica: los epicúreos entendían la filosofía como una medicina del alma. La filosofía no se estudiaba para adquirir cultura, sino para ser feliz.

Epicuro admite la existencia de los dioses; los considera seres inmortales y antropomorfos, que viven en los espacios intermundanos, felices y sin intervenir para nada en la marcha del mundo. Para Epicuro, blasfemar no es negar que los dioses existan, sino aceptar los caracteres que la gente común les atribuye.
Todas las teorías de Epicuro tienen una intención ética. Intentaba eliminar los mitos y las supersticiones para conseguir que los hombres pudieran vivir felices y sin miedo. Por eso polemizó contra la religión popular y la teología astral de Platón. Negaba que la Naturaleza tuviese carácter «divino» o que hubiera sido creada por los dioses para provecho del ser humano. No creía que los dioses pudieran intervenir en los acontecimientos naturales. Consideraba que los fenómenos de la naturaleza podían ser explicados por causas naturales, más verosímiles y aceptables que los mitos. Afirmó que los dioses no tienen por qué inspirar miedo: «es absurdo pensar que seres tan perfectos y felices puedan experimentar sentimientos de ira o venganza. Y nada hay detrás de la muerte: el alma se disipa con el cuerpo y no debe sentirse amenazada por los horrores de ultratumba».
Epicuro sólo considera reales las cosas que pueden ser captadas por los sentidos, única forma válida de conocimiento. Se hicieron famosos sus tres criterios de verdad: sensación, anticipación y afección.
No temía a la muerte ni vivía angustiado pensando en el final de la vida. Creía que los dioses no intervienen para nada en la vida de los hombres y que por esa razón era absurdo pensar en la posibilidad de un castigo presente o futuro, resultado de la cólera divina. Los placeres naturales, que eran lo importante para él, eran fáciles de conseguir y también el dolor podía ser vencido con la actitud adecuada. Un ideal de vida así resultaba especialmente atractivo en una época de terrores e histerias colectivas como la de Epicuro.


                                                            FORMA DE VIDA:

Aunque el placer es un bien y el dolor un mal, no es inteligente elegir siempre el placer y rechazar siempre el dolor: debemos rechazar los placeres a los que les siguen sufrimientos mayores y aceptar dolores cuando se siguen de ello placeres mayores. Antes de obrar hay que pesar cuidadosamente el placer o el dolor que se seguirá de ello y establecer un balance placer-dolor. No hay que renunciar a los placeres corporales sino ordenarlos y administrarlos de cara al bienestar físico y espiritual. La razón representa un papel decisivo en lo que respecta a nuestra felicidad: nos permite alcanzar el estado de total sosiego (ataraxia), de absoluta imperturbabilidad ante todo (Epicuro lo compara con el total reposo del mar cuando ningún viento mueve su superficie) y nos da libertad ante las pasiones, los afectos y los apetitos. El sabio alcanza la vida buena y feliz gracias a esta autonomía frente al dolor y los bienes exteriores, a los amigos con los que convive y a su aislamiento respecto de lo social.
Finalmente, aunque la teoría de la virtud no tiene en esta escuela la importancia que le da el estoicismo, también encontramos en Epicuro una concepción y clasificación de las virtudes, aunque siempre subordinadas al fin último que es el placer. La virtud es necesaria para la felicidad, pero, según su filosofía, no hay que buscarla por ella misma sino porque en su realización se halla presente el placer.